jueves, 12 de abril de 2012

La santificación (Parte 3)


Dios nunca edificará, sobre nuestra vieja naturaleza, carnal y pecaminosa. Siempre inicia, con algo nuevo. Por eso el Señor Jesús le dijo a Nicodemo: “No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo” (Juan 3.7). La carne, nunca llega a ser espiritual; tampoco espere, que llegue a ser. La misma carne que posee la persona más santa, es la misma que tiene, el peor de los pecadores. El apóstol Pablo, hace un paralelo con los dos primeros hijos de Abraham y expresa las dos naturalezas del creyente. “Porque está escrito que Abraham tuvo dos hijos; uno de la esclava, el otro de la libre. Pero el de la esclava nació según la carne; mas el de la libre, por la promesa” (Gálatas 4.22-23). “Pero como entonces el que había nacido según la carne perseguía al que había nacido según el Espíritu, así también ahora” (Gálatas 4.29). La carne, siempre se opone al Espíritu. ¿Qué debemos hacer? “Mas ¿qué dice la Escritura? Echa fuera a la esclava y a su hijo, porque no heredará el hijo de la esclava con el hijo de la libre” (Gálatas 4.30). Ismael, no podía ser el heredero. Debía ser expulsado. “Por tanto, dijo a Abraham: Echa a esta sierva y a su hijo, porque el hijo de esta sierva no ha de heredar con Isaac mi hijo” (Génesis 21.10).

Esta debe ser la manera, de tratar con la carne; por eso el apóstol Pablo amonesta: “Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro” (Romanos 6.11). La carne no podrá ser vencida, por erradicación. Siempre estará allí, en tanto que nosotros estemos en este cuerpo terrenal. Tampoco puede ser vencida, por supresión. Honestamente, con muchas las personas que han intentado obtener esta victoria, con el poder de su voluntad y esfuerzo sobre la carne; pero, han fracasado, de una u otra forma. Porque no solamente los pecados del creyente, son los sexuales, o por dinero o por poder; hay tantas maneras y formas de pecar, que realmente, casi nos dejan, sin esperanza alguna. Por eso la victoria, solo puede ser vista, mediante la identificación con el Señor Jesucristo. El apóstol Pablo expresó lo siguiente: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gálatas 2.20).


El apóstol Pablo se ve identificado con el Señor Jesucristo, en Su muerte sobre una cruz. Él afirma: “Cuando el Señor Jesús murió, yo morí con Él”; identificándose con su naturaleza carnal. De igual manera, en la resurrección del Señor Jesús. Por eso podía expresar, que vivía en el Señor Jesucristo. Esta es la nueva vida, victoriosa y resucitada (Gálatas 2.20). De ahí que, el siga explicando: “¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva” (Romanos 6.3-4). Y el énfasis, realmente se encuentra aquí: “Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro” (Romanos 6.11). Esta es la parte práctica, que nos corresponde; considerarnos muertos, al pecado. “…sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado” (Romanos 6.6-7).

No existe ninguna esperanza bíblica, al efecto de que algunos cristianos, hayan muerto al pecado y otros no. Todos los que realmente han creído, están muertos al pecado, en el sacrificio del Señor Jesús; pero, no todos los creyentes, han tomado las riquezas que fueron provistas para ellos, en esa muerte. No se les está pidiendo que mueran experimentalmente, se les motiva, a que se reconozcan verdaderamente muertos al pecado (Romanos 6.6). Sin olvidar, que después de esa muerte, siguió la resurrección (Romanos 6.5). Ahora corresponde hacer, la parte práctica y diaria. “No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias; ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia” (Romanos 6.12-13). ESTA ES LA SANTIFICACIÓN PROGRESIVA. ALELUYA.

http://enamoradosdejesucristo.blogspot.com/2012/04/la-santificacion-parte-4.html

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