viernes, 13 de abril de 2012

ACERCANDOSE A EL by David Wilkerson

La caracterísitca más poderosa de una fe verdadera y salvadora es un deseo

por estar más cerca de Él. “Asimismo, Cristo padeció una sola vez por los

pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad

muerto en la carne, pero vivificado en espíritu” (1 Pedro 3:18).



¿Por qué Jesús sufrió y murió? ¿Por qué Él proveyó justificación para

nosotros? ¿Por qué Su perfecta justicia nos es dada a nosotros? Esta es para

acercarnos a Dios. Todo esto se trata acerca de tener intimidad, comunión con

el Padre.



Cuando Adán pecó, él perdió la cosa más preciada que cualquier hombre o

mujer pudo poseer: intimidad con Dios. El pecado alejó a Adán del Padre e

incluso hizo que este se ocultara de Su presencia. Desde ese entonces, cuando

un hombre peca  su tendencia es huir y esconderse, tal como Adán lo hizo.





La razón por la que Dios odia el pecado es porque nos roba su comunión con

Él. Dios nos creó para que tuviéramos intimidad con Él, y al anhelar tener

comunión con nosotros, Dios envió a Su propio Hijo a morir en la cruz, para

justificarnos y romper el velo que bloqueaba el tener intimidad con Él.



El poder de la justificación es que trajo de nuevo el propósito original de

Dios de crear al hombre para que tuviera comunión con el Padre.



El mundo actual está lleno de maldad, calumnias, mentiras satánicas,

seducciones, culpa, temor, condenación -todo diseñado por Satanás para

hacernos sentir indignos para  entrar en la presencia de Dios. El diablo nos

mantedría ocultos como lo hizo con Adán -para evitarnos tener intimidad con

Dios.



Nosotros hemos sido librados de todo esto. Nosotros tenemos el derecho de estar

en la presencia de Dios -una invitación a Su trono - porque nos presentamos

delante de Él con justicia perfecta. Dios nos invita a su trono de gracia

porque Él nos acepta como santos en Cristo. Nuestro pecado está bajo la

sangre, olvidado, y ahora nosotros tenemos derecho dentro de Su santidad.



Amado, Jesús no murió solamente para llevarlo al paraíso. Él murió para

que cada día usted pudiera vivir en hermosa y cercana comunión con el Padre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por su comentario