jueves, 12 de abril de 2012

La santificación (Conclusión)


CONCLUSIÓN:

Cuando un experto conocedor del bronce fino, comienza a hurgar entre la basura, en las afueras de la ciudad; de repente, descubre un objeto de bronce, en condiciones muy deterioradas: está sucio, viejo, manchado y golpeado. En su experiencia, al analizar el objeto, reconoce su calidad y valor. Abre un camino en medio de la basura, llega hasta el, lo levanta y lo aparta. Cuando hace esto, recupera el objeto. Esto aplicado al contexto humano, se denomina santificación inicial. Por supuesto, este artesano experto, debe dedicar muchas horas, para limpiar el objeto; luego debe alisar las abolladuras, es decir, restaurarlo a su estado inicial y finalmente pulirlo o lustrarlo; hasta que llegue a ser algo bello y de gracia a su casa, sobre una mesa; porque ha surgido, una hermosa vasija de bronce fino. Este proceso de santificación en el hombre, es la segunda definición de la santificación.

Cuántas veces hemos pedido a Dios, que nos limpie; tal vez su respuesta sería, límpiate a ti mismo. Existen muchas formas, para mantener nuestros pasos, fuera del camino que nos conduce al pecado y a nuestros ojos, de todo lo que nos llama la atención y se convierte en tentación. Podemos leer o estudiar la Palabra de Dios; orar y buscar el rostro de Dios; mantenernos en un lugar y gozar de la compañía espiritual de otros. Cuando hacemos esto, Dios realmente, hará Su parte. Dado que uno de los propósitos de Dios, es hacer al hombre santo; para que el hombre sea santo, debe rendirse totalmente a Dios, a fin de que Dios pueda perfeccionar Su obra en él.


Un problema trascendental, es la hora de la MUERTE. No se sabe que exista otro medio, para estar siempre preparado, a bien morir; como la doctrina de la santificación, del momento presente. Nadie sabe ni el día, ni la hora, en que ha de morir. Sólo sabemos, que nuestra vida no tiene de real, más que el instante actual; es lo único, que hay que santificar y ¿quién mejor preparado para la muerte, que el que está santificando su último ahora? Hay que ceñir toda la vida y toda la actividad, a ese instante que está transcurriendo; pero esta actividad, si ha de ser fecunda, debe ser moderada. Es su cualidad más necesaria y quizás, la menos estimada. Hemos afirmado, que en nuestro hacer, no debemos olvidar que hacer, sobre todo: es dejar hacer al Señor.

¿Qué sabemos nosotros, del Plan divino? Conocemos una verdad muy importante y es que el momento presente es la revelación de la voluntad de Dios para nosotros y en él, está encerrada la gracia necesaria para santificarlo. Por tanto, limitar nuestra vida a santificar lo que Dios nos da que hacer o que sufrir a cada instante, equivale a decir: que nuestra actividad es conforme al Plan de Dios. Toda santidad para cada uno, depende del cumplimiento de la voluntad de Dios. Pero aunque depende de eso, no consiste en eso; sino, en la posesión de Dios por la misericordia. Quiere esto decir sencillamente, qué si quieres llegar a la unión con Dios debes, seguir el PLAN y acción de Dios; es decir, cumplir su voluntad... Toda santidad depende del cumplimiento de la voluntad de Dios y este cumplimiento, es también el mayor efecto y manifestación de la santidad.

http://enamoradosdejesucristo.blogspot.com/2012/04/la-santificacion-parte-1.html

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