(Mt 10:21-22, 35)
«Guardaos de los hombres, porque os entregarán a los tribunales y os azotarán en sus sinagogas; y por mi causa seréis llevados ante gobernadores y reyes, para que deis testimonio ante ellos y ante los gentiles. Mas cuando os entreguen, no os preocupéis de cómo o qué vais a hablar. Lo que tengáis que hablar se os comunicará en aquel momento. Porque no seréis vosotros los que hablaréis, sino el Espíritu de vuestro Padre el que hablará en vosotros. Entregará a la muerte hermano a hermano y padre a hijo; se levantarán hijos contra padres y los matarán. Y seréis odiados de todos por causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el fin, ése se salvará».
Estimados lectores: hoy mas que nunca podemos ver con nuestros propios ojos el cumplimiento de estas profecías de Jesús. Ya no son casos aislados o quizás las invención de algún fanático como alguien podría señalar (No se olviden que muchos andan pregonando que el holocausto judío nunca existió), sino el cumplimiento cabal de las palabras dichas y anticipadas por nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Por lo tanto pidamos al Señor fortaleza para nuestros amados hermanos que están padeciendo persecución por causa del bendito Nombre y que su fe sea fortalecida en sus corazones, y ponga, además en nosotros el mismo valor que tuvieron estos hermanos no vacilando en ofrendar su vida por la santísima fe.
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