lunes, 12 de marzo de 2012

MOMENTOS MINISTERIALES




“En toda labor hay fruto; mas las vanas palabras de los labios empobrecen” (Proverbios 14:23).

Tantas personas se despiertan por la mañana, se bañan, se queman la garganta al tomarse el café porque están un tanto atrasadas, batallan con el tráfico, y llegan al trabajo. Luego, regresan a la casa, se toman un par de aspirinas, ven las noticias nocturnas, tal vez discuten algo con un compañero de habitación o su cónyuge, hacen un poco de esto y un poco de aquello en la casa o jardín, y se van a acostar.

Ahora, no estoy diciendo que no aman o sirven a Dios. Tal vez lo hagan. No obstante, la mayoría de estas personas piensan que el único tiempo de servir a Dios ¡es cuando salen del trabajo! Terminan dando su tiempo más importante a su empleador, y la sobras a Dios.

Jesús dijo: “Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas” (Mateo 6:24). Yo llamo a esto: vivir en dos niveles.

Lo que quiero que aprenda de este corto artículo hoy es lo siguiente: Usted puede pensar que no hay nada emocionante acerca de usted o de su trabajo, pero Dios toma gente ordinaria y les da poderes extraordinarios para hacer cosas extraordinarias para su gloria.

Su trabajo puede ser cambiar llantas. O entrar datos en un computador. Quizás es cavar zanjas o lavar platos. Usted puede estar haciendo mil y una cosas que las considera mundanas. Pero le diré que, si usted es cristiano, su trabajo debe ser el templo de su devoción y la plataforma de su testimonio. Todo creyente es un ministro desarrollando un servicio cristiano a tiempo completo.

LO SAGRADO DE CADA DÍA LABORAL

Su trabajo no se vuelve sagrado cuando usted llega a ser un ministro, un misionero, o un empleado de una organización cristiana. Cada trabajo, si se lo realiza en el poder del Espíritu Santo, es un trabajo sagrado. ¡Todo trabajo! 

Veamos, en la Palabra de Dios, a alguien que vivió este principio: Su nombre fue Daniel. Por el libro de Daniel sabemos que fue capturado por Nabucodonosor, y llevado a Babilonia, desde Israel. Allí tuvo un trabajo secular como burócrata del gobierno (ver Daniel 8:27). El gobierno lo entrenó, y luego le presionó para servicio.

En este tipo ordinario de trabajo, Daniel sirvió al Señor Jesús. Cuando Daniel fue lanzado en el foso de los leones porque se negó a adorar a otro dios, el rey Nabucodonosor y muchos otros creyeron en nuestro Dios Todopoderoso.

Si usted trabaja en el nombre de Jesús, para su gloria, y en el poder del Espíritu Santo, por hacer ese trabajo recibirá la misma recompensa que yo recibiré por hacer el mío. Dios está al tanto de usted y le está mirando. Cada cristiano, dondequiera que sirva, está a tiempo completo en un trabajo cristiano.

EL SERVICIO DE CADA DÍA LABORAL

¿Tiene el trabajo un significado eterno? Daniel a lo mejor se preguntaba lo mismo, al manejar los impuestos, las relaciones públicas, el hacer cumplir la ley, los proyectos de construcción, las reuniones y la diplomacia. Con todo, sirvió a Dios continuamente (ver Daniel 6:16 y 20). 

Incluso el hogar de Jesús fue el lugar de un hombre trabajador. Ya sea que estuviera arreglando arados o remendando almas, Jesús estuvo haciendo el trabajo de Dios, porque la gente necesita casas donde vivir y sillas para sentarse.

Si usted sabe que está sirviendo al Señor, eso pondrá dignidad en lo que sea que labore: manejar maquinaria, engrasar vehículos, escribir cartas o ser cartero, pintar casas, cavar zanjas, jardinería. Dígale al Señor: “¡Lo hago por Ti, Señor, y lo haré con toda mi capacidad! Como lo hace un misionero, o pastor, o evangelista.” Esa clase de actitud pondrá vivacidad en sus pasos.

Dicho sencillamente, Dios quiere que su gente prospere dondequiera que Él les ponga. Usted es un sacerdote de Dios, un ministro de Dios, en un servicio cristiano a tiempo completo, y si eso no le entusiasma, ¡no sé qué podrá hacerlo!

Recuerde, Dios usa gente ordinaria para hacer cosas extraordinarias. Esa es la promesa en Efesios 3:20: “Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros.”
Dr. Adrián Rogers
0205 God's grace in the workplace
Versión al español publicada Feb. 2012
http://www.elamorquevale.org/   
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Este artículo procede de los mensajes del Dr. Adrián Rogers del Ministerio EL AMOR QUE VALE  
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